La Iglesia ha interpretado siempre que fue decisión divina que el sacramento del Orden sea conferido sólo a varones. Esta enseñanza de la Iglesia ha sido confirmada con especial fuerza por el papa Juan Pablo II en su carta Apostólica Ordinatio Sacerdotal.
Esta doctrina no infravalora el oficio de la mujer en la Iglesia, porque:
a) Fuera del sacerdocio, las mujeres pueden ocupar lugares destacados en la organización y en la vida de la Iglesia
b) Lo más importante en la Iglesia no es el sacerdocio, sino la santidad. Y la santidad se ha dado en la Iglesia por igual en hombres y en mujer. Mas aun, en la cúspide de la santidad está una mujer: la santísima virgen
c) El sacerdote es un “signo de cristo” y un representante suyo. Y Jesús estableció que solamente fueran signos suyos otros varones elegidos por El para representarle en el sacerdocio
El hecho de que solo los hombres sean sacerdotes ha sido una decisión divina
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